El seminograma

La prueba básica para evaluar la fertilidad masculina se realiza mediante un seminograma. Esta técnica permite valorar la muestra de semen para determinar si los parámetros obtenidos están dentro de la normalidad.

En 2010 la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció unos nuevos parámetros de normalidad en función de la evaluación de miles de muestras de varones sanos que habían logrado un embarazo en los 12 meses previos.

El seminograma se debe realizar en una muestra de eyaculado, normalmente obtenida por masturbación, tras una abstinencia máxima de 3-4 días para favorecer el correcto análisis.

Los parámetros fundamentales que se evalúan son el volumen, el pH, la concentración de total y por mililitro, la movilidad, la vitalidad y la morfología de los espermatozoides.

Ante un examen altamente patológico, como una ausencia total de espermatozoides, conviene repetir el análisis trascurridas unas semanas, para poder confirmar el diagnóstico.

Es importante recalcar que la espermatogénesis en el varón dura 3 meses, por lo que dos seminogramas separados en el tiempo pueden dar resultados muy variables, y por ello un único análisis de semen no permite determinar al 100% la fertilidad o infertilidad de un varón.

Los valores de referencia de 2010 son:

Volumen ≥1.5 ml
pH ≥7.2
Concentración total ≥39 millones
Concentración por ml ≥15 millones/ml
Motilidad total ≥40%
Motilidad progresiva (a+b) ≥32%
Viabilidad ≥58%
Formas normales ≥4%
Leucocitos <1 millon/ml

Estos valores de referencia de la OMS sirven para orientar el diagnóstico y el tratamiento de la pareja que no logra embarazo de forma espontánea pero no implican que un varón con resultados dentro de los rangos normales sea forzosamente fértil ni un varón con los resultados fuera de la normalidad sea completamente estéril.

La evaluación individualizada de cada caso y cada pareja particular permitirán establecer un diagnóstico adecuado y un tratamiento preciso.

Así mismo, las alteraciones en el seminograma pueden hacernos sospechar patologías en el varón, a nivel prostático, testicular e incluso genético, permitiendo un tratamiento y orientación adecuados.

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