FIV-ICSI

Con frecuencia escuchamos el término FIV-ICSI cuando nos referimos a los tratamientos de reproducción asistida pero, no todos los tratamientos son FIV ni todas las técnicas incluyen una ICSI. Vamos a intentar explicar la diferencia…

La fecundación in vitro (FIV) y la microinyección espermática (ICSI) son dos procedimientos que se emplean en laboratorio para fecundar los óvulos. Por lo tanto, son procedimientos más invasivos dirigidos a parejas que no logran el embarazo de forma espontánea y que no tienen posibilidad de hacer inseminaciones artificiales o bien éstas han fallado.

Para realizar una fecundación de los óvulos en el laboratorio, el primer paso necesario es obtener los óvulos de los ovarios de la mujer. Para ello se realiza un tratamiento de estimulación ovárica, que permite el desarrollo de múltiples folículos en los ovarios. Una vez los folículos han crecido lo suficiente, se realiza una punción ovárica, que permite la obtención de los óvulos para llevarlos al laboratorio y fecundarlos con el semen de la pareja o de un donante.

Cuando la fecundación se realiza a través de la inyección de un espermatozoide en cada óvulo hablamos de fecundación mediante ICSI.

Cuando la fecundación se realiza dejando los espermatozoides en cultivo junto al óvulo, para que se produzca una fecundación espontánea, entonces hablamos de FIV.

Ambas técnicas tienen indicaciones específicas y poco a poco iremos explicándolas.

Tras la obtención de los embriones, se mantienen en el laboratorio de 3 a 5 días para después trasferirlos al útero materno. Tras la transferencia embrionaria, tendremos que esperar 12 a 14 días para que el test de embarazo confirme si el tratamiento ha tenido éxito.

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