Muchas de las mujeres que vienen a mi consulta hoy en día han sobrepasado la barrera de los 40 años, lo que supone un reto importante de cara a su proyecto reproductivo. Pero la edad, aunque extremadamente importante, no lo es todo.
Sabemos que la edad a las que las mujeres se plantean formar una familia es cada vez más avanzada en nuestra sociedad. Los estudios, el desarrollo profesional, la estabilidad laboral y económica, encontrar o no una pareja… son algunos de los condicionantes fundamentales de este retraso. En menos de una década la edad media de la mujer que opta por ser madre en países europeos, ha pasado de media de 27 a 32 años.
Sin embargo, cada mujer es diferente y la evaluación de la reserva ovárica será fundamental para establecer un pronóstico reproductivo, asociado a la edad de la mujer. En función de este pronóstico se podrá plantear uno u otro tratamiento para maximizar las posibilidades de éxito.
Así que, cuando una mujer acude a mi consulta para buscar un embarazo hablamos de muchas cosas, entre ellas la edad. Intento explicar que la fertilidad de la mujer tiene su pico óptimo alrededor de los 20-25 años, cuando la calidad y cantidad de óvulos en los ovarios es máxima. A partir de los 35 años, tanto la calidad como la cantidad empiezan a empeorar.
Algunos de los riesgos relacionados con la edad son:
- La disminución de la fertilidad como consecuencia del paso del tiempo. Aunque la edad no tiene porqué influir en la salud general y el estado físico de la mujer, la calidad ovocitaria irá disminuyendo.
- La aparición de un mayor número de anomalías genéticas en los embriones obtenidos cuando realizamos tratamientos de reproducción asistida.
- Un aumento de pérdidas fetales, más de un 21 % en pacientes de más de 40 años, frente al 4.95% en pacientes menores de 30 (según la Sociedad Española de Fertilidad).La mayoría de las veces estos abortos o pérdidas son debidos a anomalías cromosómicas.
- Complicaciones gestacionales que conllevan un embarazo de alto riesgo tales como la mayor tendencia a la prematuridad, la hipertensión arterial o la diabetes, son más frecuentes en las madres con más de 40 años, aunque no padecieran dichas enfermedades previamente.
Así pues, cuando una mujer se plantea un embarazo existen algunas cosas que debería tener en cuenta, más aún si su edad es superior a los 38 años. Mantener una alimentación saludable, un peso adecuado y una actividad física regular mejorará el estado de salud basal con el que la mujer se enfrenta al proceso de la gestación. En el caso de presentar alguna enfermedad asociada, como diabetes, hipertensión, hipotiroidismo…es aconsejable tenerla bien controlada y con la mínima dosis de medicación imprescindible para su control.
Afortunadamente hoy en día existen múltiples tratamientos para intentar mejorar el pronóstico reproductivo de las parejas y de las mujeres con edades más avanzadas. El diagnóstico genético embrionario (PGT-A), que permite la selección de embriones sanos para la transferencia y la recepción de ovocitos de donante (ovodonación), que minimizan los problemas embrionarios asociados a la edad materna, son terapias que han permitido el nacimiento de decenas de miles de niños sanos en todo el mundo.